miércoles, 9 de diciembre de 2020

Homenaje a Julito

En la soledad de mi habitación

repasé los lomos, algunos con polvo, 

de inconcebible desolación.

Entre todos los Cronopios habidos

Del lado de allá y Del lado de acá, 

me encontré emergiendo ¡Ladridos!

De esas letras que sacabas a pasear.

¡Pero, Hombre! ¡A mí no me engañas! 

¡Que el exilio fue el trago más amargo! 

En esa tradición de las glorias hispanas, 

de morir lejos, con la frente en alto. 

Hoja por hoja, te convertí en mi aliado. 

Hemos charlado, me has dado aliento. 

He llorado sobre esas páginas ¡No miento!

Era mi vida una casa tomada, un octaedro.

En esa locura de adolecer, te busqué;

Tomé tus estrofas de dolor metafísico

¡Soledad rabiosa te encontró por destino!

¡Allí agazapada! Como en vilo. 

De Todos los fuegos, Julito, fuiste El fuego, 

Y yo te escuché en el crepitar, 

Con tu cejo fruncido y el gato al costado, 

un libro abierto y un mate cebado,

cuando, libre de pecado, jugué a la Rayuela, 

Me fui quitando lo insensato, Oliveira,

Que no se culpe a nadie de este circo, colegas,

Que cada escritor usa su sangre de tinta.

¡Y es que siempre fuiste un espejo terrible, Julito!

(Quiero decir que al mirarte, aprendí a verme)






Natalia A. López

Homenaje a Julito

En la soledad de mi habitación repasé los lomos, algunos con polvo,  de inconcebible desolación. Entre todos los Cronopios habidos Del lado ...