jueves, 5 de noviembre de 2020

¿Por qué escribo?


Un día me preguntaron ¿Qué escribís? La que se sucede suele ser ¿Y de qué se trata? Algunos podrán animarse a un ¿Por qué lo hacés?

Suelo citar a Borges y a Bukowski. El primero con “Qué otra cosa puedo hacer, sino escribir”, al segundo con “Escribir sobre las cosas me ha permitido soportarlas”. Pero no quisiera caer en un ejercicio bohemio o, más bien, ser cobarde y no atreverme a justificar la respuesta con mis propias palabras. Si bien es cierto que ellos han sabido representar lo que siento de manera especialísima y casi exacta, no me quiero salvar de crear mis propias acepciones.

Escribo. Escribo prosa y poesía. Narrativa, prosa poética. Digamos que escribo sobre hechos reales, o que podrían serlo, ficciones inspiradas en situaciones o vivencias que todos tenemos, con la estética del lenguaje que uno le pone a la tinta para disfrutar de los relatos. También amo el realismo mágico, a través del cual mi cabello largo puede convertirse en un medio mundo que atrapa peces del océano. Desencuentros, encuentros, amor, desamor, misterio, obsesión, ternura, valentía, dolor, felicidad. Creo que es valiente recoger la realidad, tamizarla con nuestro corazón y, sin dudarlo, enseñarlo al mundo.

Y la otra pregunta, hermosa, el porqué de esta actividad. Bueno, yo considero que escribo porque tengo algo para decir, porque tengo ansias muy profundas de hacer sentir algo en el otro, y en el ejercicio de hacerlo encuentro mi identidad, mi realización, mi sosiego, de una manera que no puedo encontrar de ninguna otra. 

Escribir es la manera en la que mejor me expreso y la que me permite tocar el corazón de otras personas. Los lectores. O aunque sea uno solito (que es una inmensidad), en el momento en que está leyendo una de mis líneas ha cambiado para siempre: ahora hay un conjunto más de palabras, combinadas de una manera que no ha leído antes y con un propósito que no es más que ese, contarle… 

Todos buscamos una fuente de felicidad, si la encontramos jugamos en ella y nos saciamos porque nos da fuerza para seguir un poco más. En mi caso, he descubierto la felicidad en las letras. Hay algo de mí que revive mientras voy tipeando, mientras delante mío está este desfile de Times New Roman (Calibri o Book Antigua, según me recomendó una gran corregidora) y entre línea y línea me veo como en un espejo, o mejor aún, me veo como no podría hacerlo nunca. Desde lo más visceral de mi ser, 

    donde nace la literatura.





Natalia Araceli López.



4 comentarios:

  1. Al que le gusta escribir también le gusta leer, ese es el filón todo lo que escribimos lo hemos leído. Mezclamos, como dices, un conjunto de palabras conceptos y formamos una idea nueva, no la creamos pues esa idea estaba ahí esperando.

    ResponderEliminar
  2. Importantes y significativas reflexiones de Natalia Araceli sobre el mundo del escritor en torno a su realidad creativa. Escribir sobre la realidad, sobre las propias vivencias, o bien las ajenas, esas que observa el autor en su deambular por la vida. Escribir sobre hechos reales, o ficticios que proceden de las realidades que nos suceden, pero que las contamos o transcribimos de otra manera distinta más o menos de la real que hemos presenciado o experimentado. Porque la más auténtica literatura, su manifestación más pura y esencial es la que emana de la propia vida. Y mostrarla a los demás para tocarles el corazón, como dice Natalia en este escrito muy bien elaborado y meditado que acerca mucho a todo el que lo lea sobre el universo mágico y maravilloso de la literatura. EXCELENTE TRABAJO.

    ResponderEliminar
  3. Me reconozco en tus palabras, me encantó tu definición y la pasión que le imprimiste. ¡Gracias!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, querida Silvia, que gusto que te hayas pasado por aquí. Celebro que compartas este sentir y te felicito por tus letras ¡He pasado por uno de tus blogs y me parece maravillosa tu trayectoria publicando! Un abrazo y espero cruzarte seguido por aquí.
      Natalia.

      Eliminar

Dime

Homenaje a Julito

En la soledad de mi habitación repasé los lomos, algunos con polvo,  de inconcebible desolación. Entre todos los Cronopios habidos Del lado ...